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Unitarios y unicistas: cristianismos no-trinitarios

Por Cristina Giraldo Velásquez

Es común emplear el término unitarios para referirse a los cristianos que no creen en la pluralidad de personas en Dios. Sin embargo, un gran grupo de creyentes no-trinitarios rechazan esta forma de ser nombrados ya que no se identifican con el unitarismo, un movimiento surgido en el siglo XVI. Ellos se identifican más bien, a sí mismos, como unicistas. ¿Cuál es la diferencia entre unitarios y unicistas?

El unitarismo

El unitarismo surgió como movimiento organizado en el siglo XVI, especialmente en Polonia y Hungría, como oposición a la doctrina trinitaria de la Iglesia Católica Romana y de los principales reformadores protestantes. Aunque existen diversas formas de unitarismo, estas coinciden en creer que solamente el Padre es Dios y en negar que el Hijo sea divino por naturaleza. Muchos unitarios creen que Jesús era meramente un ser humano que por su fiel obediencia fue elevado a la categoría de Hijo de Dios. Respecto al Espíritu Santo, consideran que solamente es la fuerza de Dios que actúa a través del Hijo o de los hombres; quizá por esto se ha llegado a considerar unitarios a los Testigos de Jehová.

Entre los unitaristas destacados se encuentran el famoso médico, científico y teólogo español Miguel de Servet, quien negó que la trinidad tuviera fundamentos bíblicos, idea que dejó escrita en sus libros Sobre los errores en la Trinidad y Restauración del cristianismo, lo cual causó un gran escándalo entre católicos y reformados. Servet fue apresado y condenado a morir en la hoguera en 1553, a manos de Juan Calvino en Ginebra. Unitarios de hoy día consideran a Miguel de Servet como su pionero y primer mártir.

Otro de los precursores del unitarismo fue Fausto Sozzini, o Socino, quien tomando las ideas de su tío Lelio, rechazó la deidad de Cristo y consideró a Jesús como un humano modelo de vida. Esto llegó a conocerse como socinianismo. Perseguido por sus ideas, Socino se refugió en Polonia donde se unió a otro grupo de antitrinitarios llamados Los Hermanos Polacos.

Miguel Servet

En los siglos XIX y XX el unitarismo comenzó a caracterizarse no solamente por no creer en la trinidad, sino también por rechazar las manifestaciones sobrenaturales, espirituales y el emocionalismo religioso (claramente lo contrario a lo aceptado en los grupos pentecostales unicistas), dando un gran valor al uso de la razón.

A mediados del siglo XX, en Estados Unidos, ciertos grupos unitarios fueron convirtiéndose en iglesias abiertas de credo o multiconfesionales, dejando de ser exclusivamente cristianas. En 1961 estos grupos, bajo la Asociación Unitaria Americana, decidieron fusionarse con la Iglesia Universalista de América, formando la Asociación Unitaria Universalista (UUA).

El movimiento Unitario Universalista es un conjunto de grupos, tradiciones y prácticas, cuyos orígenes se remontan al ala más radical de la Reforma y que afirma la libertad de todo ser humano de investigar y decidir sobre sus creencias religiosas. Desde el respeto a todas las culturas y tradiciones, afirma que ninguna religión o filosofía tiene el monopolio de la Verdad y que la respuesta última acerca de Dios, el universo, la muerte y el sentido de la existencia es un misterio que no puede encerrarse en un credo o unos dogmas que deban creerse de forma ciega o sometiéndose a una autoridad externa.

migueldeservet.org

Pese a lo reciente que parecer ser el unitarismo, también se logran apreciar tendencias unitarias en los primeros tres siglos de la cristiandad, como el arrianismo y el monarquianismo dinámico, también conocido como adopcionismo.

El arrianismo fue una doctrina impulsada en el 318 d.C. por Arrio, presbítero de Alejandría. Sostenía que el Hijo de Dios no era eterno sino creado por el Padre como instrumento para crear el mundo, por tanto era una criatura y no era connatural al Padre.

Como dato curioso, el poeta inglés John Milton refleja una creencia cercana al arrianismo en su libro El paraíso perdido. En esta obra, Dios crea al Hijo como un ser superior a los ángeles pero subordinado a Él. Esta superioridad del Hijo sobre los ángeles despierta la envidia de Satanás, haciendo que se rebele contra Dios.

Continuando con otra tendencia unitaria antigua, el monarquianismo dinámico o adopcionismo, sostiene que Jesús era solamente un hombre con altas virtudes, aunque nacido milagrosamente de una mujer, quien fue adoptado por el Padre en el momento de su bautismo, recibiendo un particular poder divino. Algunos adopcionistas creían que Jesús recibió del Padre un estatus divino tras su muerte y resurrección. Reconocidos defensores de esta doctrina fueron Teodoto de Bizancio (o Teodoto el curtidor), Artemón y Pablo de Samosata.

Los unicistas o unicitarios

También conocidos como Sólo-Jesús, los unicistas creen que tanto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una misma y única persona divina. Padre, Hijo y Espíritu Santo son tan sólo títulos o modos de Dios manifestarse. Por la importancia que le dan al nombre de Jesús, como el nombre de Dios revelado a los hombres, y su uso en la fórmula bautismal, también se les conoce como Los del Nombre. Pero ¿de dónde surgieron?

Al parecer, en Estados Unidos en el año de 1913 durante un campamento pentecostal en el que un predicador llamado Robert E. McAlister, encargado de dar un sermón, enfatizó en la forma de bautizar de la iglesia primitiva, concluyendo que el bautismo en tiempos apostólicos era en el nombre de Jesús, no de la Trinidad. A partir de entonces, cierto número de personas e iglesias pentecostales independientes comenzaron a cuestionar el bautismo tradicional y la doctrina de la Trinidad, llegando a la conclusión de que el Jesús del Nuevo Testamento era el mismo Jehová del Antiguo Testamento.

Pero no fueron los «uni-pentecostales» —término acuñado por los pastores unicistas David Hernández y Eduardo Forero, en el libro Una historia que no termina— los primeros en creer en la unicidad de Dios. En los siglos II y III esta doctrina ya se había originado y se le conoce como monarquianismo modalista.

Los precursores de esta doctrina fueron Noeto de Esmirna, Práxeas y Sabelio, este último fue el sistematizador del modalismo; por tal razón, a dicha doctrina también se le conoce como sabelianismo. Sostiene que Dios es único e indivisible y se manifiesta de distintos modos: Padre en la creación, Hijo en la redención y Espíritu Santo en la santificación de la iglesia. Al concebir que el Padre había venido a la tierra en forma de Hijo y había padecido en la cruz, a los sabelianistas se les tildó de patripasianos (los que creen que el Padre sufre la Pasión de Cristo).

Viendo las diferencias teológicas entre unitarios y unicistas, no es preciso etiquetarlos a ambos bajo la misma bandera de «unitarios». Los unitarios no creen en la divinidad de Jesús, por lo contrario los unicistas afirman la deidad de Jesús declarándolo como el Dios único. Lo más acertado es emplear el término «no-trinitarios» para referirse a ambas de vertientes de manera general.

Advertencia: la intención de este artículo es de carácter explicativo más no apologista, por lo que no se hace uso de referencias bíblicas ni se declara que las doctrinas mencionadas sean «verdaderas» o «heréticas»; finalmente las controversias cristológicas han estado presentes a lo largo de la historia de la cristiandad. También cabe resaltar que en los tres primeros siglos del cristianismo no existía una doctrina ortodoxa oficial de la iglesia, razón por la que en esta época fue muy agitado el ambiente de diferencias de opinión y las divisiones.

Por último, la invitación es entonces a reconocer las diferencias entre los cristianos, pero a la vez a rescatar aquello que les une, con el fin de promover el respeto y la armonía interconfesional.

 

 

Cristina Giraldo Velásquez nació en Medellín y se encuentra radicada en Caucasia, Colombia. Es comunicadora social–periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana e investigadora independiente de fenomenología e historia de las religiones.

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