Jesus y la multitud

CONVERSACIONES Y OPORTUNIDADES XXXI Domingo del tiempo ordinario

¿Cuántas oportunidades hemos tenido?

La vida está llena de ellas. Aunque a veces parece que los desaciertos que cometemos no nos dejan escapatoria, y de hecho hay muchos errores que se pagan caro, la idea de que Dios es misericordioso está unida a la certeza de que Él da constantes oportunidades para rehacer el camino.

Oportunidades para reconciliarnos, para reparar el daño que hemos hecho, para ser sanados. Oportunidades para volver a amar y ser amados. Oportunidades para encontrar la paz y el gozo de la vida. Oportunidades para volver a creer en los demás y en nosotros mismos.

En la primera lectura, el autor del libro de la Sabiduría (11, 22–12, 2) sostiene que Dios se compadece de los humanos sin castigarlos por sus pecados, dándoles una oportunidad de convertirse. En otras palabras, Dios, que es amor, es movido por la compasión para dar segundas (y terceras e infinitas) oportunidades para corregir el camino. El autor del libro de la Sabiduría estaba rodeado de cosmogonías y teogonías estremecedoras que hablaban de dioses y furias divinas, de creaciones estruendosas salidas de eventos catastróficos, de castigos y revanchas contra los humanos. Pero no es esa la estrategia del Dios de Israel, quien crea todo por amor y no destruye su creación, sino que es “compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas.” como alegremente lo cantamos en el salmo de hoy (Salmo 144).

Esta es una bella confesión de fe, que parte de la certeza de la misericordia y la compasión de Dios, contraria a toda idea de castigo y destrucción ocasionados por la ira divina a causa de nuestro pecado.

La historia que escuchamos hoy en el evangelio de Lucas, va por esa misma línea. Dice que Zaqueo, un publicano rico, de baja estatura, quería tener una oportunidad de conocer a Jesús, que ya era toda una celebridad en Jericó y en Israel, siempre rodeado de gente, lo que hacía que fuera casi imposible acercarse. Jesús nota el esfuerzo de Zaqueo, lo invita a bajar y se autoinvita a casa del publicano.

Zaqueo finalmente tuvo un chance de conversar con Jesús, y el Maestro con sus palabras lo sacó de su egoísmo, de su vida centrada en sí mismo. El publicano y cobrador de impuestos empezó a ver a los demás como hermanos y hermanas y no como objetos para su propio beneficio.

No me alcanzo a imaginar el tipo de conversación que tuvieron Jesús y Zaqueo aquella noche. No sabemos qué le dijo Jesús a este personaje, qué palabras cruzaron, qué le reveló Zaqueo a Jesús y Jesús a Zaqueo, pero el impacto en la vida del jefe de publicanos es evidente “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”

En esa conversación Zaqueo se reconoce, acepta sus engaños y trampas y deja que las palabras de Jesús se vuelvan oportunidad para reorientar su camino.

Zaqueo finalmente tuvo un chance de conversar con Jesús, y el Maestro con sus palabras lo sacó de su egoísmo, de su vida centrada en sí mismo. El publicano y cobrador de impuestos empezó a ver a los demás como hermanos y hermanas y no como objetos para su propio beneficio.

Jesús fue criticado por visitar la casa del ladrón este, en vez de darle una reprimenda pública y darle su merecido. Su estrategia fue distinta, porque también Jesús, como su Padre, está movido por la compasión.

¿De qué se trata entonces estos encuentros que producen oportunidades?

Se trata de una forma como Dios quiere que veamos y vivamos la vida. Se trata de comprender que los fracasos como lecciones; las circunstancias y los acontecimientos como momentos propicios para aprender, para crecer, para darle norte a la existencia, para comprender el sentido profundo de nuestro ser en el mundo. Se tratan de la forma como Dios se quiere aproximar a los hombres, desde el diálogo, desde la conversación que saca de los encierros, desde el amor que transforma.

¿Qué tal si dejamos que Dios se acerque y aceptamos las oportunidades que nos da día a día?

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