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Transformando la gratitud en acción

“Como respuesta a la proliferación del odio, la división y el miedo por la diferencia en el país y en el estado, el Comité Interreligioso de Clérigos del Área de Leominster está comprometido a permanecer unido en este momento coyuntural del país para comunicar y manifestar las ideas y los valores que compartimos”.

Manifiesto del Comité

 

En el norte del Condado de Worcester, Massachusetts, existe un grupo interreligioso de clérigos y líderes religiosos que se reúnen cada mes para hablar de las situaciones de sus comunidades y encontrar formas de responder a sus necesidades. Se trata de un esfuerzo conjunto que reúne líderes de las iglesias cristianas de denominación Pentecostal, Católica, Adventista, Metodista, Luterana, Congregacional, Unitaria y Episcopal, así como a la congregación judía Abudat Achim y representantes de la comunidad musulmana.

Cada año, el tercer jueves de noviembre, los estadounidenses celebran la fiesta de Acción de Gracias, una tradición que se remonta a los días de la llegada de los primeros colonizadores (peregrinos) en 1621 a la colonia de Plymouth, Massachusetts, y su integración con los nativos del área, quienes les ofrecieron los productos que cultivaban para poder sobrevivir. Las familias se reúnen en torno a la mesa para compartir una cena especial y dar gracias a Dios por los frutos de la tierra, el trabajo, los amigos y la familia.

 Aunque la celebración es básicamente familiar, este grupo interreligioso de líderes ofrece cada año un servicio de Acción de Gracias en el que reunimos las distintas comunidades en una sola celebración. Este año, se realizó el 19 de noviembre en la Sinagoga Abudat Achim, de la ciudad de Leominster, como muestra de solidaridad a la comunidad judía por el tiroteo en la Sinagoga de la Congregación L’Simcha en la ciudad de Pittsburgh el 27 de octubre de 2018, en el que murieron 8 personas.

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El rabino Yehoshua Zehavi dio inicio a la celebración recordando las palabras de Elie Wiesel,  quien dijo: «Lo opuesto al amor no es el odio, es la indiferencia». En la misma línea, el rabino continúa diciendo que «lo opuesto al fanatismo no es la tolerancia sino el aprecio, la acción de gracias». La gratitud, como experiencia humana, se convierte en motivo de unión en medio de la diversidad. Así lo expresó la Dr. Karen Nell Smith, pastora de la Iglesia Congregacional de Cristo de Leominster. Karima Hadj-Zoubir, representante de la Sociedad Islámica de Worcester, nos ofreció una reflexión acerca de  la gratitud desde el Corán: «La gratitud a Dios es todo lo que digo y hago mientras como, bebo, trabajo, cuando me despierto en la mañana o cuando alguien me pregunta ¿cómo estás?».

 Kirosha Sidelca nos regaló un bello canto, “God is able” (Dios puede) del cual presentamos un extracto.

Posteriormente, el canto del salmo 92:2-3 interpretado en el arpa por Ashira Zehavi, esposa del rabino Yehoshua, nos llevó a un momento de oración como parte de la experiencia de gratitud. El Dr. Bruce Taylor, usando la metáfora de «Las tres hermanas» que hace referencia a las plantas de maíz, frijol y chayote (o calabaza) que se sirven unas a otras para crecer y dar su fruto, nos recordó que quien es agradecido comprende que uno no puede subsistir por sí mismo sino que siempre necesitamos del otro. Por lo tanto, la gratitud es, en su sentido más profundo, un reconocimiento del valor de los otros en la propia vida.

Las oraciones iniciales y finales estuvieron a cargo del Reverendo Calerbe Aguy, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y el Sacerdote Católico Bill Champlin de la Parroquia de San León Magno. Rodney Jean y Wesner Jean, de la Iglesia Bautista, acompañaron con sus guitarras el momento de la recolección de ofrendas que fueron destinadas a tres fundaciones: Gynni’s Helping Hands, que trabaja ayudando a reubicar desplazados, habitantes de la calle e inmigrantes sin residencia; la Red Interreligiosa de Hospitalidad de Montachussett, que trabaja directamente con familias habitantes de la calle proveyendo alimentos, ropa y casa; y HAIS, una red internacional de asistencia y protección a los refugiados y exiliados políticos y religiosos.

Fue una hermosa celebración para recordarnos y recordarle a esta ciudad y al país que la gratitud ocurre cuando caemos en la cuenta de que son más las experiencias que nos unen que las que nos dividen, que el reconocimiento del otro es parte fundamental del reconocimiento de uno mismo y que la solidaridad es una respuesta agradecida al milagro de la diversidad.
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