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Las antífonas ¡Oh!

LAS ANTIFONAS “¡OH!”

En los nueve días antes de la celebración de la navidad, casi todos los colombianos (y en algunos otros países), compartimos una tradición centenaria que reúne a las familias y los amigos alrededor de uno de los símbolos de navidad más famosos: la novena de navidad o de aguinaldos. Dentro de esta novena se rezan los llamados “gozos”, pequeños versos que hacen referencia al niño Jesús como Mesías que ha nacido y que vendrá de nuevo y que se intercalan con el estribillo “ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”.

Estos gozos recogen parte de una antiquísima tradición de la iglesia católica que es conocida en el mundo anglosajón como “Las antífonas ¡Oh!”.

A continuación quiero presentar una traducción libre del artículo que publicó en diciembre de este año Monseñor James Moroney, rector de la Catedral de San Pablo en Worcester, Massachusetts, mi jefe, en donde explica el origen y un poco el sentido bíblico de estas antífonas. (El artículo en inglés está en www.worcesterdiocese.org/orantes)

Las magníficas antífonas de la Liturgia de las Horas para la última semana de adviento (diciembre 17-23) son tradicionalmente referidas en inglés como las “Antífonas Oh” que empezaron a ser rezadas en algún momento antes del siglo VIII y le dan voz a la repentina urgencia de cumplimiento de la esperanza de los profetas de la venida de Cristo en Belén y al final de los tiempos.

Se refieren a las antífonas llamadas Oh por la primera exclamación de los siete títulos del Mesías: O Sapientia (Oh Sabiduría), O Adonai (Oh Señor), O Radix Jesse (Oh Raíz de Jesé), O Clavis David (Oh Llave de David), O Oriens (Oh Lumbre de Oriente), O Rex Gentium (Oh Rey de las naciones) y O Emmanuel.  

La novena de navidad, que tradicionalmente se reza en Colombia fue escrita por Fray Fernando de Jesús Larrea, sacerdote franciscano ecuatoriano y publicada en 1784, y también contiene estas antífonas, incluyendo algunos otros versos. Es de notar que la mayoría de los colombianos las recitan de memoria, en la versión reelaborada por la monja clarisa María Ignacia Bertilda Samper Acosta aproximadamente en 1910. Felipe Arias Escobar (@Feloarias) publicó un bellísimo Twitter el 14 de diciembre de 2019, donde explica la historia y el estilo de la Novena de Navidad. 

Origen

De acuerdo con el padre William Saunders, “el origen exacto de estas antífonas no es conocido. Ancio Manlio Torcuato Severin, escritor romano del siglo VI, mas conocido como Boecio, hizo una ligera referencia a ellas, por lo tanto sugiere su existencia en esa época. En la Abadía Benedictina de Flurey, estas antífonas eran recitadas por el abad y los miembros de la comunidad y después se les daba un regalo a cada uno de ellos (¿podría ser este el origen de los aguinaldos?).

Para el siglo VIII ya estaban en uso en las celebraciones litúrgicas en Roma. El uso de las antífonas ¡Oh! era tan frecuente en los monasterios que la frase “guarda tus Oh!” o “las Grandes Antífonas Oh” era un lenguaje común. Entonces uno puede concluir que, de alguna manera, las antífonas ¡Oh! han sido parte de la liturgia desde la Iglesia desde hace muchos siglos. (Sanders, William. “What are the ‘O Anthiphones?” in CatholicEducation.org.)

El himno

El himno de adviento más popular en el que se extiende el uso de estas antífonas es, por supuesto, O veni Emmanuel (Oh ven, Oh ven, Emmanuel). Los primeros cinco versos  del texto en latín (Veni, veni, Emmanuel) datan del Psalteriolum Cantionum Catholicarum (Colonia, 1710) y era cantado con un tonada francesa del siglo XV. El texto fue divulgado por Joseph Hermann Mohr en sus “Canciones sagradas” en 1878 al incluir todas las siete antífonas. 

La traducción en inglés más popular fue realizada por John Mason Neal en “Himnos antiguos y modernos” (1861).

Se puede notar que “Oh ven, oh ven Emmanuel” es un himno apropiado no solo para los días finales del adviento, sino también para los primeros días de la época de navidad, mientras “nuestras mentes y nuestros corazones esperan la segunda venida de Cristo al final de los tiempos”. (Universal Norms on the Liturgical Calendar, No 39.)

Ciertamente, toda las antífonas se pueden aplicar a la venida de Cristo en Belén o su regreso en gloria al final de los tiempos.  

Las antífonas en los gozos de la Novena de Aguinaldos

Cómo se señaló anteriormente, la novena que se reza en algunos países latinoamericanos (Colombia, Ecuador y Venezuela particularmente), incluye las antífonas ¡Oh!, aunque no el texto del himno en latín “O Veni Emmanuel” que se recita en la liturgia de las horas. 

Además de incluir los siete títulos del Mesías, la Novena de Aguinaldos reelaborada por la monja clarisa Bertilda , incluye otros versos (Ábranse los cielos y llueva de lo alto… Ven que ya María previene sus brazos… Del débil, auxilio, del doliente, amparo… Véante mis ojos de ti enamorados…).

Diciembre 17: O Sapientia (Oh sapiencia)

Oh Sapiencia suma del Dios soberano                                            Que a infantil alcance te rebajas sacro.                                          Oh Divino Niño, ven para enseñarnos                                              La prudencia que hace verdaderos sabios.

La primera antífona recuerda al profeta Isaías, quien escribió sobre el Mesías: “Reposará sobre él el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor, y se inspirará en el temor del Señor” (Is. 11:2-3ª) y quien además exclama: “él tiene planes admirables, y los lleva a cabo con gran sabiduría”.

La antífona también describe notablemente al Mesías como “el que viene de la boca del Altísimo”, lo cual resuena en el prólogo del evangelio de Juan, que proclama a Cristo como la Palabra hecha carne.

Diciembre 18: O Adonai (Oh Señor)

Oh Adonai potente que a Moisés hablando,

De Israel al pueblo disteis los mandatos;

¡Ah, ven prontamente para rescatarnos

Y que un niño débil muestre fuerte brazo!

Adonai (Señor) es el nombre usado en el Antiguo Testamento para referirse respetuosamente al nombre del Señor (cfr. Ex 3:2. 24:12). Entonces Isaías se refiere a la llegada del Mesías como “El Señor”, el juez, gobernador y rey que nos salvará (Is 33:22). La antífona recuerda el curso completo de la historia de salvación desde Moisés, David hasta la esperanza de los profetas. 

Diciembre 19: O Radix Jesse (Oh raíz de Jesé)

Oh, Raíz sagrada de Jesé que en lo alto 

Presentas al orbe tu fragante nardo;

¡Dulcísimo niño que has sido llamado:

Lirio de los valles, Bella flor del campo!

Así como Miqueas profetiza que el Mesías vendrá de la casa de David (Jesé es el padre de David) y nacería en la ciudad de David, Belén (Mq 5:2), el profeta Isaías predice: “Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará” (Is 11:1) y que “en ese tiempo el retoño de esta raíz que es Jesé se levantará como una señal para los pueblos” (Is 11:10).

Diciembre 20: O Clavis David (Oh Llave de David)

Llave de David que abre al desterrado,

Las cerradas puertas del regio palacio;

¡Sácanos, oh Niño, con tu blanda mano,

De la cárcel triste que labró el pecado!

El que abre y cierra, el que guarda la “llave de la casa de David” (Is 22:22) es también el que abrirá los ojos de los ciegos y liberará a los prisioneros de su encierro (cfr. Is 42:7). Él es también el que guarda “las llaves de la muerte y del Hades” (Ap 1:18).

Diciembre 21: O Oriens (O Lumbre de Oriente)

¡Oh Lumbre de oriente, sol de eternos rayos,

Que entre las tinieblas tu esplendor veamos.

Niño tan precioso, dicha del cristiano,

Luzca la sonrisa de tus dulces labios.

La llegada del Mesías es como la salida del sol en el oriente, ciertamente el Señor retornará en una nube del este para juzgar a los vivos y a los muertos y “el Sol de justicia se levantará con la salud en sus rayos” (Malaquías 4:2). Ese día diremos que “el pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz, sobre los que habitaban en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos” (Is 9:2).

Diciembre 22: O Rex Gentium (Oh Rey de las naciones)

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,

De Israel anhelo, Pastor del rebaño.

Niño que apacientas, con suave cayado,

Ya la oveja arisca, ya el cordero manso.

Como Isaías predijo: “Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro y se llamará su nombre: ‘Maravilla de consejero’, ‘Dios fuerte’, ‘Padre Perpetuo’, ‘Príncipe de Paz” (Isaías 9:5).

Diciembre 23: O Emmanuel (Oh Dios con nosotros) 

Emmanuel significa “Dios con nosotros”. Él se encarnó en la Virgen María para traernos salvación y estará con nosotros al final de los tiempos como juez de vivos y muertos. Porque se nos prometió que “El Señor mismo dará una señal: una joven está encinta y va a dar a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel” (Is 7:14).

Conocer el origen y el sentido de estas antífonas nos permite valorar un poco más esta tradición que hace parte de nuestra idiosincrasia y nos ayuda a no cometer los típicos errores cuando las rezamos, diciendo:  “Oh raíz sagrada de José que en lo alto…” (es Jesé), o el recurrente: “ya la oveja bizca, ya el cordero manco” (es “oveja arisca” y “cordero manso”)

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